En la versión original escrita por un francés llamado Charles Perrault, esta historia no tenía un final felíz y no era un cuento para niños precisamente; pues era sangriento y aterrador.
Hace mucho tiempo había una niña a la que su madre le dijo que le llevara leche y pan a su abuela.
Mientras caminaba por el bosque se encontró con un lobo que le preguntó hacia dónde se dirigía.
-A la casa de mi abuela, le contestó.
-¿Qué camino vas a tomar, el de las agujas o el de los alfileres?.
-El de las agujas.
El lobo tomó el de los alfileres y llegó primero a la casa de la abuela, la mató, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un platón. Después se puso el camisón de la abuela y esperó acostado en la cama hasta que la niña llegara. La niña tocó la puerta.
-Entra hijita.
-¿Cómo estás, abuelita?, te traje pan y leche.
Come tu también hijita, hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; mientras lo hacía un gatito le decía:
-¡Cochina! ¡Has comido y bebido la carne y la sangre de tu abuela!
Después el lobo dijo:
-Desvístete y métete en la cama conmigo.
-¿Dónde pongo mi delantal?
-Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama preguntó:
-Abuela, ¿por qué estás tan peluda?.
-Para calentarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes los hombros tan grandes?.
-Para cargar mejor la leña, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?.
-Para rascarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?.
-Para comerte mejor, hijita.
Y de un salto el lobo la devoró despiadadamente dejando sólo los huesos.
Fin.
Fuente: Curiosidades sq.
Fuente: Curiosidades sq.
COMIO MUCHO
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