Esta leyenda se atribuye a un pintor italiano llamado Bruno Amadio, que era fascista, conservador y fiel seguidor de Mussolini. Se cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial comenzó a pintar una serie de cuadros la cual el llamaría "Los Niños Llorones", una colección que tuvo un éxito inexplicable de la noche a la mañana pero la cual guarda tras de sí una terrible historia.
La principal característica de estos cuadros es que en ellos hay un niño o niña llorando, eran 27 cuadros en total y los niños que allí salían eran todos de orfanatos o casas de beneficencia; según el pintor él quería mostrar el horror de la guerra en los rostros de aquellos niños, símbolo más que gráfico de la desgracia que dejaba el conflicto bélico por donde pasaba.
Según cuentan Bruno Amadio, harto de ser un pintor sin reconocimiento decidió hacer un pacto con el diablo para tener la fama y el reconocimiento que según él se merecía , no se sabe a qué precio. La cosa es que de la noche a la mañana sus cuadros se hicieron muy famosos y en poco tiempo ya se hacían miles de copias en todo el mundo.
Yo sé que a más de uno les sonará la cara de alguno de estos niños ya que en la casa de alguna de nuestras tías, abuelas o bisabuelas estará colgado uno de estos cuadros.
Parece ser que cierto día en una casa hubo un incendio y lo único que se salvó fue un cuadro de esta colección. La historia se expandió como polvo y en otros lugares comenzó a pasar lo mismo, una casa en llamas y lo único que se salva es el cuadro del niño llorón. También se dice que en las casas donde se cuelgan uno de estos cuadros, se empiezan a escuchar ruidos extraños, las cosas se mueven solas, los hornos se encienden solos, etc.
Fuente: tejiendoelmundo.wordpress.com
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